febrero 05, 2012

El Día de Darwin - La Sequía de 1827-1832

Estuve pensando qué podría escribir sobre esta celebración anual en la que se conmemora el aniversario del nacimiento de Charles Darwin (12 de febrero de 1809) y es mucho lo que podría decir de sus aportes al conocimiento. Pero poco que ya no se haya dicho antes y mejor de lo que podría hacerlo yo.
Posiblemente lo más trascendente de Darwin es que nos permitió tener una interpretación distinta de la naturaleza. Esa idea principal y revolucionaria es la que suele ser atacada por grupos de terroristas culturales desde diversos lugares del mundo. Por ello posiblemente uno de los mejores honores que se podría hacer en este día es promover el conocimiento científico en cualquiera de sus temas o refutar las agresiones que pretenden detener el conocimiento, como publiqué
este artículo respecto del creacionismo del estado italiano.

Sin embargo, y para no repetir otras buenas contribuciones de este día, voy a referirme acerca de las observaciones de Darwin acerca del clima y los procesos geológicos en la provincia de Buenos Aires.
Durante su célebre viaje Darwin estuvo varios días en las pampas bonaerenses, en esa ocasión incluso llegó a conocer a Juan Manuel de Rosas. Uno de sus comentarios más destacados de esa parte del relato se refiere a lo que fue llamado La Gran Seca.






* (Imagen por gentileza de Marcos Saucedo)


La presencia de Darwin en la pampa coincidió con el último tramo de la Pequeña Edad de Hielo un período inusualmente frío que se inició en el Siglo XIV y terminó alrededor de 1850. Su travesía, además, fue durante un lapso particularmente frío ocasionado por una disminución marcada de la radiación solar, llamado Mínimo de Dalton. En el Hemisferio Norte la disminución de la temperatura estuvo acompañada de grandes lluvias. Pero en el Hemisferio Sur la Pequeña Edad de Hielo se caracterizó por largas sequías interrumpidas por lluvias fuertes e inundaciones.
Esas sequías produjeron en varias ocasiones la mortandad de masiva de animales, por ejemplo en el período 1800-1810, o en 1749 cuando un cura relata que:


El año (1)749. hubo grande sequia, y falta de agua en las Pampas; concurrían á sus acostumbrados abrevaderos los Baguales, y como no hallaban agua, caian muertos de sed, trepando unos sobre los otros, de manera que sus cadáveres formaron tan exesivos montones, que parecian Lomas ó colinas altas”. J. Sánchez Labrador, 1772.

La experiencia de Darwin fue casi unos cien años después. En "Diario del viaje de un naturalista alrededor del mundo" relató lo siguiente acerca de la Gran Seca:

"
El período comprendido entre los años 1827 y 1832 se llama el «gran seco», o la gran sequía.
Durante ese tiempo fue tan escasa la lluvia caída, que no creció ninguna planta, ni siquiera cardos; los arroyos se secaron, y todo el país tomó el aspecto de un polvoriento camino carretero. Así ocurrió especialmente en la parte septentrional de la provincia de Buenos Aires y meridional de Santa Fe. Pereció un gran número de aves, animales silvestres, ganado vacuno y caballar por falta de alimento y agua. Un hombre me dijo que los ciervos solían meterse en su corral a buscar la poza que se vio obligado a cavar para proveer de agua a su familia y que las perdices apenas tenían fuerza para huir volando cuando se las perseguía. El cálculo más bajo supone que se perdieron sólo en la provincia de Buenos Aires un millón de cabezas
."

"
Un testigo de vista me refirió que el ganado vacuno, en rebaños de millares, se precipitó en el Paraná, y, exhausto por el hambre como estaba, no pudo encaramarse a los bancos de cieno, y así, pereció ahogado. El brazo del río que corre junto a San Pedro estaba tan lleno de cadáveres en putrefacción, que, según me dijo el patrón de un barco, el hedor le hacía de todo punto infranqueable. Indudablemente, varios cientos de miles de animales perecieron así en el río; viéronse sus cuerpos ya podridos flotar arrastrados por la corriente, y muchos, según todas las probabilidades, quedaron sepultados en el estuario del Plata."

Más allá de esta descripción, se presenta muy interesante la interpretación que hizo Darwin acerca de las consecuencias de este fenómeno natural catastrófico, en un pasaje que, además de mostrar su genio, parece anunciar la filosofía de sus escritos posteriores:

"Después de la sequía de 1827 a 1832 siguió una época de lluvias copiosísimas, que causaron inundaciones. De donde podemos inferir casi con gran certeza que algunos millares de esqueletos quedaron sepultados por los arrastres de tierras del año inmediato. Si un geólogo viera tan enorme colección de huesos de toda clase de animales y de todas las edades, encastrados así en una espesa masa de tierra, ¿qué pensaría de todo ello? ¿No lo atribuiría a un diluvio que hubiera barrido la superficie de la tierra, antes que al curso natural de las cosas?"

Posiblemente este enfoque de Darwin sea uno de sus mayores legados: interpretar a la naturaleza sin condimentos sobrenaturales.

Pero esta historia no termina. En un caso ligeramente similar a su predicción de un organismo libador de larguísima probóscide de una
orquídea de Madagascar, resulta que científicos actuales hallaron e interpretaron una acumulación de esqueletos de la Gran Seca.
Durante el año 2008 se publicó un estudio de un yacimiento paleontológico cuyos esqueletos tienen evidencias que se corresponden con una mortandad masiva y catastrófica de ganado. Lo interesante es que las características del depósito, como predijo Darwin, indican los efectos de una sequía seguida de una inundación. Se trata de un gran conjunto de esqueletos de vacas, caballos y ovejas en una pequeña barranca lindera al río Salado, en el partido de Chascomús. Los huesos ocupan un área de unos 70 metros y se disponen en una zona que, en la época, era favorable para que el ganado se acerque a abrevar en el río durante los años de sequía.
Por la complejidad del estudio se asociaron varios paleontólogos con los miembros del Laboratorio de Tritio y Carbono 14 de la Universidad Nacional de La Plata. De este modo estudiaron las características de los huesos y también los fecharon aplicando una técnica refinada que permitió asignar el conjunto óseo a un lapso comprendido entre el año 1827 y 1830, lo cual corresponde con la Gran Seca de la que fue testigo el joven Darwin.
Pero, lo particularmente interesante de este estudio fue que sus resultados coinciden con la interpretación del sabio inglés: "... al curso natural de las cosas..."
Afortunadamente Darwin se equivocó en su primer alternativa: "...un diluvio que hubiera barrido la superficie de la tierra...", aunque seguramente esta opción sería la preferida por los grupos creacionistas de todo el mundo, como los que escribieron el libro financiado por el estado italiano.

enero 22, 2012

La gran impostura de Mar del Plata

(actualización de un post viejo)

Uno de los paseos tradicionales de Mar del Plata comprende la visita a la zona de sierras y lagunas, entre las que se destaca la laguna de Los Padres. Llamada así no por un homenaje a la paternidad, sino porque durante cuatro años estuvo en el lugar una avanzada Jesuita intentando "reducir" a las sociedades indígenas que habitaron la zona desde hacía más de 10.000 años (a pesar de lo cual no se ganaron el nombre de la citada laguna).
La empresa de los sacerdotes fue un fracaso por distintos motivos, por un lado intentaron aplicar un método de dominación que les funcionó en la mesopotamia argentina sobre indígenas sedentarios, pero en este caso se trataba de sociedades seminómades.

También les tocó una época en que los jesuitas estaban "en retirada" de América y carecían de apoyo del gobierno de Buenos Aires. Pero, sobre todo, los indígenas vernáculos estaban organizados en parcialidades que se interrelacionaban muy claramente y con un fuerte poder sobre la territorialidad y conciencia de su soberanía. De hecho, el principal cacique, Cangapol, terminó echando a los sacerdotes de sus tierras y destruyendo las tres reducciones que había en esta zona.
Durante doscientos años no se supo dónde fue el lugar exacto en que se instalaron los jesuitas, principalmente porque su estancia fue precaria y sufrida, lo mismo que sus construcciones que seguramente fueron de elementos provisorios como adobe, paja y algunas maderas. Además del "huracán tan furioso" que destruyó todo a su paso (el cacique Cangapol, en palabras de los sacerdotes) verdaderos agentes climáticos terminaron de dar cuenta del frágil refugio jesuita que nada tuvo que ver con las majestuosas edificaciones, construidas con mano de obra esclava, de las reducciones litorales .
Sin embargo, hace más de medio siglo, durante la gestión del comisionado Martí Garro se construyó una réplica de la reducción de Laguna de Las Padres. Esta réplica en realidad sólo replica el imaginario de su promotor porque se edificó una iglesia y varios edificios menores con una arquitectura que no fue basada sobre la experiencia de los sacerdotes: es pura versión libre.
El lugar elegido, tampoco se condice con las descripciones de los protagonistas, ellos escribieron acerca de una loma, que no es dónde se recreó la imaginada reducción.
Por muchos años este ámbito estuvo casi en el abandono, sin embargo recientemente sufrió algunas modificaciones que llevaron a transformar a la historia local en un parque de ciencia ficción, por no hablar de fraude puro y duro.

Cuando se ingresa a la "reducción" lo recibe un cartel que anuncia la impostura:




Es decir, al visitante se le informa que este lugar y estos edificios fueron donde en realidad estuvieron habitando los sacerdotes, lo cual sabemos que es falso.
Salvando los errores de ortografía y puntuación, el cartel debería anunciar que:

"Usted está ingresando en una reconstrucción libre de lo que habría sido una reducción jesuítica del siglo XVIII parte de la obra de esa orden religiosa al sur del Río Salado". Para mayor asombro de quien conoce, aunque sea sólo superficialmente, la historia local nos encontramos con lo que sería el apogeo de este gran engaño turístico e histórico. A un lado de la iglesia se encuentra un pequeño "camposanto" con las tumbas de los principales sacerdotes jesuitas y de algunos caciques araucanos.
Los sacerdotes enterrados allí serían Falkner, Cardiel y Stroebel y los caciques Chuyantuya, Marique y Taichoco. Pero resulta que los sacerdotes, como ya relatamos, debieron huir por las amenazas de Cangapol y fallecieron en otro continente que es donde están enterrados. Mientras que de los citados caciques poco se sabe de su suerte. Es decir el cementerio de la reducción sólo es otra fantasía: debajo de las cruces sólo hay tierra. Ningun cartel o folleto nos advierte que el cementerio es una reconstrucción libre basada en la fantasía de alguien con mucha imaginación y poca rigurosidad histórica.

Un Nuevo Capítulo

Recientemente el periódico Página 12 recreó esta fantasía con todos sus ingredientes, como si fuera real. Seguramente el periodista, Carlos Rodríguez, fue timado en su buena fe por los guías que insisten en repetir una historia falsa como si fuera verdadera.

En la nota de Página 12 se retoman los clásicos argumentos que desde hace decenas de años se saben falaces:

" ...en 1949, fue hallada bajo tierra y reconstruida con los mismos materiales,"
"Las construcciones actuales, realizadas bajo la dirección del arquitecto Guillermo Furlán respetando la idea original..."


- en realidad la reconstrucción de la reducción actual es pura imaginación y no fue hallada en excavaciones que jamás se hicieron en la década de 1940.

"En el predio hay seis tumbas.Tres corresponden a los sacerdotes que le dan nombre a la zona y al religioso Matías Stroebel, que supo ser muy respetado por el bravo cacique Cangapol. Las otras tres cruces recuerdan a otros tantos jefes de los pueblos originarios de la zona: Chuyantuya, Marike y Taichoco."



- Como ya se expresó más arriba, debajo de las cuces de palo sólo hay tierra, ningún cadáver y menos de sacerdotes o caciques.

También hay nuevos ingredientes que completan el cuento como si se tratara de una obra de viajes en el tiempo:

"En la reserva llegaron a vivir cerca de 1200 puelches (“gente del este”), hasta que llegaron las huestes del general Julio Argentino Roca."

- Los jesuitas nunca tuvieron una reserva y menos con 1200 personas adoctrinadas. Mientras que Roca nació casi 100 años después que los jesuitas fueron echados por Cangapol ¿cómo hizo para "conquistar" esa reserva? y, en todo caso ¿para qué conquistarla si era una reserva? ¿Por qué ningún parte militar hace referencia a la presencia de Roca en Laguna de los Padres?

- También hay datos que se presentan como extremadamente dudosos, sobre todo teniendo en cuenta e contexto:

"se conservan objetos que pertenecieron a los curas Cardiel y Falkner"

Para rematar la nota, nuevamente el cronista nos plantea una paradoja temporal digna de la pluma de H. G Wells o de la saga "Volver al Futuro". Aunque esta vez se trata de otro tema, está en el contexto de la calidad informativa oficial que se provee en Laguna de Los Padres.
En referencia a José Hernández, autor de Martín Fierro, expresa que:
"En la actualidad, en el casco de la estancia en la que vivió, se encuentra el Museo Municipal José Hernández."

Resulta que el edificio que alberga ese museo municipal fue construido con posterioridad a la presencia de Hernandez en la laguna.



¿Por qué el relato turístico involucra el engaño de hechos históricos?



Considero que la recaudación económica del turismo no justifica alterar tan obscenamente la historia de nuestra región y que esa fantasía sea difundida de modo oficial al extremo de convencer a un periodista.
La estadía de los jesuitas en Laguna de Los Padres tuvo acontecimientos por demás ricos e interesantes como para ocultarlos o inventar hechos inexistentes. Mientras que la afirmación de la veracidad de la reconstruccion o que fue halada en excavaciones e incluso que la representación de tumbas de sacerdotes y caciques sin aclarar que se trata de una escenificación ni relatar dónde están realmente enterradas esas personas se convierte en una falta de respeto a los protagonistas, al turista y al conocimiento.



Ahora, en este momento, en Laguna de los Padres cientos de turistas son engañados con un cuento que mezcla historia, fantasía y ciencia ficción.