agosto 04, 2010

EL DIA DE AMEGHINO

Carlos A. Quintana*

“Con el objeto de esclarecer estas dudas hice este año tres viajes a Mar del Plata, recorriendo a pié toda la costa Atlántica...”
F. Ameghino en “Las Formaciones sedimentarias de la región litoral de Mar del Plata y Chapadmalal” 1908.

El 6 de agosto se cumple un nuevo aniversario del fallecimiento de uno de los científicos más destacados de nuestro país: Florentino Ameghino (1854-1911).
La tarea intelectual de Ameghino fue muy amplia, lo mismo que su impacto en la ciencia nacional. Principalmente fue un paleontólogo, su obra es abultada puesto que le tocó investigar en una época donde todo se estaba por hacer en un país con yacimientos paleontológicos que de a poco se mostraban numerosos y extraordinarios.

Monumento a F. Ameghino en la ciudad de Mar del Plata

Su aporte más destacado fue el estudio de los mamíferos fósiles, de los cuales describió decenas de nuevas especies. Pero lo más importante de sus trabajos no se refiere a lo prolífico en artículos y estudios, sino a su orientación y sus condiciones de trabajo.

En tiempos de Ameghino todavía se debatía la validez de la Teoría de la Evolución planteada por C. Darwin y, de hecho, el entonces director del Museo de Historia Natural de Buenos Aires era un alemán cerrado en el dogma de las especies invariantes. Una de sus obras más influyentes se llama “Filogenia, principios de clasificación transformista basados sobre leyes naturales y proporciones matemáticas” en la que interpretó la evolución de las faunas de mamíferos fósiles de América del Sur planteando relaciones de ancestralidad entre especies y centros de origen de los grandes grupos. Esta contribución fue de vanguardia para la ciencia internacional y sólo ella le habría valido el reconocimiento como un científico de excelencia. Pero los componentes oscurantistas de la época jamás perdonaron el atrevimiento de un humilde lujanense de destacar por encima de las teorías creacionistas y fijistas y de introducir a Darwin y al pensamiento científico moderno en el Río de la Plata.

Un aspecto a tener en cuenta para valorar la obra de Ameghino se refiere a las circunstancias adversas de trabajo. Nunca tuvo un cargo oficial fijo en instituciones públicas de investigación, aunque llegó a ser profesor de la Universidad de Córdoba, de la de Buenos Aires, subdirector del Museo de la Plata y brevemente director del Museo de Historia Natural de Buenos Aires. Sus ingresos en realidad provenían de una librería de la cual fue dueño junto a sus hermanos. A esta situación se sumaba la dificultad para realizar las expediciones científicas en la Patagonia. En esa época la Patagonia era un territorio inexplorado en gran parte, con mapas imperfectos, lleno de peligros y sin más medio de transporte que mulas y caballos. Las travesías de los hermanos Ameghino durante el siglo 19 en la Patagonia fueron comparables a las de los expedicionarios ingleses al África durante el siglo 18, con la diferencia que los Ameghino sólo iban en busca de conocimiento y sin apoyo oficial.

Durante 1908 Florentino, junto a su hermano Carlos y su esposa, hizo tres viajes a la ciudad de Mar del Plata con el fin de estudiar los yacimientos paleontológicos locales, casi desconocidos hasta esa fecha. Recorrió grandes extensiones en las cuales recolectó abundantes restos de especies extinguidas y efectuó observaciones geológicas. Ese miso año publicó lo estudiado en la revista científica del Museo de Buenos Aires en los que dio a conocer numerosas especies nuevas y una interpretación geológica regional que se mantiene hasta la actualidad como válida en sus aspectos fundamentales. Los fósiles que exhumó en esos viajes todavía están resguardados en el actual Museo Argentino de Ciencias Naturales, algunos de los cuales mantienen sus etiquetas manuscritas.

Ameghino fue un luchador casi obsesivo por el estudio de la paleontología, al punto que llegó a diseñar una taquigrafía a su medida para poder escribir más rápido. Su obra monumental y de avanzada fue producto de su perseverancia, lo que podría figurarnos la imagen estereotipada de un científico frío y ermitaño, sin embargo también estuvo preocupado por la defensa del librepensamiento, del laicismo en la educación y por la mejora de las condiciones sociales. De hecho su muerte fue producto de una profunda depresión luego del fallecimiento de su esposa Leontin, al pensador racionalista le ganó la melancolía por la perdida de su compañera de vida.

Durante 1913 la Dirección Nacional de Escuelas estableció el 6 de Agosto como el “Día de Ameghino” con el fin de recordar sus aportes al pensamiento científico nacional, ya que a partir de su actividad comenzó en Argentina una concepción moderna de ciencia desprovista de atavismos dogmáticos y tendiente a la contrastación de las ideas sobre la naturaleza a través de análisis sistemáticos sostenidos por marcos teóricos explicativos y acompañado por la práctica de la epistemología.

Uno de los paleontólogos más importantes del siglo 20 expresó:

"Con Ameghino aprendimos que la ciencia sólo merece ese nombre cuando supera el limitarse a la ordenación y al análisis de los hechos, para proyectarse en la interpretación generalizadora y en la síntesis conceptual de la teoría." Osvaldo A. Reig 1961

*Carlos A. Quintana es autor del libro “Los Fósiles de Mar del Plata. Un Viaje al Pasado de Nuestra Región”