Uno de los paseos tradicionales de Mar del Plata comprende la visita a la zona de sierras y lagunas, entre las que se destaca la laguna de Los Padres. Llamada así no por un homenaje a la paternidad, sino porque durante cuatro años estuvo en el lugar una avanzada Jesuita intentando "reducir" a las sociedades indígenas que habitaron la zona desde hacía más de 10.000 años (a pesar de lo cual no se ganaron el nombre de la citada laguna).
La empresa de los sacerdotes fue un fracaso por distintos motivos, por un lado intentaron aplicar un método de dominación que les funcionó en la mesopotamia argentina sobre indígenas sedentarios, pero en este caso se trataba de sociedades seminómades.
También les tocó una época en que los jesuitas estaban "en retirada" de América y carecían de apoyo del gobierno de Buenos Aires. Pero, sobre todo, los indígenas vernáculos estaban organizados en parcialidades que se interrelacionaban muy claramente y con un fuerte poder sobre la territorialidad y conciencia de su soberanía. De hecho, el principal cacique, Cangapol, terminó echando a los sacerdotes de sus tierras y destruyendo las tres reducciones que había en esta zona.
Durante doscientos años no se supo dónde fue el lugar exacto en que se instalaron los jesuitas, principalmente porque su estancia fue precaria y sufrida, lo mismo que sus construcciones que seguramente fueron de elementos provisorios como adobe, paja y algunas maderas. Además del "huracán tan furioso" que destruyó todo a su paso (el cacique Cangapol, en palabras de los sacerdotes) verdaderos agentes climáticos terminaron de dar cuenta del frágil refugio jesuita que nada tuvo que ver con las majestuosas edificaciones, construidas con mano de obra esclava, de las reducciones litorales .
Sin embargo, hace más de medio siglo, durante la gestión del comisionado Martí Garro se construyó una réplica de la reducción de Laguna de Las Padres. Esta réplica en realidad sólo replica el imaginario de su promotor porque se edificó una iglesia y varios edificios menores con una arquitectura que no fue basada sobre la experiencia de los sacerdotes: es pura versión libre.
El lugar elegido, tampoco se condice con las descripciones de los protagonistas, ellos escribieron acerca de una loma, que no es dónde se recreó la imaginada reducción.
Por muchos años este ámbito estuvo casi en el abandono, sin embargo recientemente sufrió algunas modificaciones que llevaron a transformar a la historia local en un parque de ciencia ficción, por no hablar de fraude puro y duro.
Cuando se ingresa a la "reducción" lo recibe un cartel que anuncia la impostura:
Es decir, al visitante se le informa que este lugar y estos edificios fueron donde en realidad estuvieron habitando los sacerdotes, lo cual sabemos que es falso.
Salvando los errores de ortografía y puntuación, el cartel debería anunciar que:
"Usted está ingresando en una reconstrucción libre de lo que habría sido una reducción jesuítica del siglo XVIII parte de la obra de esa orden religiosa al sur del Río Salado". Para mayor asombro de quien conoce, aunque sea sólo superficialmente, la historia local nos encontramos con lo que sería el apogeo de este gran engaño turístico e histórico. A un lado de la iglesia se encuentra un pequeño "camposanto" con las tumbas de los principales sacerdotes jesuitas y de algunos caciques araucanos.
Los sacerdotes enterrados allí serían Falkner, Cardiel y Stroebel y los caciques Chuyantuya, Marique y Taichoco. Pero resulta que los sacerdotes, como ya relatamos, debieron huir por las amenazas de Cangapol y fallecieron en otro continente que es donde están enterrados. Mientras que de los citados caciques poco se sabe de su suerte. Es decir el cementerio de la reducción sólo es otra fantasía: debajo de las cruces sólo hay tierra. Ningun cartel o folleto nos advierte que el cementerio es una reconstrucción libre basada en la fantasía de alguien con mucha imaginación y poca rigurosidad histórica.
Un Nuevo Capítulo
Recientemente el periódico Página 12 recreó esta fantasía con todos sus ingredientes, como si fuera real. Seguramente el periodista, Carlos Rodríguez, fue timado en su buena fe por los guías que insisten en repetir una historia falsa como si fuera verdadera.
" ...en 1949, fue hallada bajo tierra y reconstruida con los mismos materiales,"
"Las construcciones actuales, realizadas bajo la dirección del arquitecto Guillermo Furlán respetando la idea original..."
- en realidad la reconstrucción de la reducción actual es pura imaginación y no fue hallada en excavaciones que jamás se hicieron en la década de 1940.
"En el predio hay seis tumbas.Tres corresponden a los sacerdotes que le dan nombre a la zona y al religioso Matías Stroebel, que supo ser muy respetado por el bravo cacique Cangapol. Las otras tres cruces recuerdan a otros tantos jefes de los pueblos originarios de la zona: Chuyantuya, Marike y Taichoco."
- Como ya se expresó más arriba, debajo de las cuces de palo sólo hay tierra, ningún cadáver y menos de sacerdotes o caciques.
También hay nuevos ingredientes que completan el cuento como si se tratara de una obra de viajes en el tiempo:
"En la reserva llegaron a vivir cerca de 1200 puelches (“gente del este”), hasta que llegaron las huestes del general Julio Argentino Roca."
- Los jesuitas nunca tuvieron una reserva y menos con 1200 personas adoctrinadas. Mientras que Roca nació casi 100 años después que los jesuitas fueron echados por Cangapol ¿cómo hizo para "conquistar" esa reserva? y, en todo caso ¿para qué conquistarla si era una reserva? ¿Por qué ningún parte militar hace referencia a la presencia de Roca en Laguna de los Padres?
- También hay datos que se presentan como extremadamente dudosos, sobre todo teniendo en cuenta e contexto:
"se conservan objetos que pertenecieron a los curas Cardiel y Falkner"
Para rematar la nota, nuevamente el cronista nos plantea una paradoja temporal digna de la pluma de H. G Wells o de la saga "Volver al Futuro". Aunque esta vez se trata de otro tema, está en el contexto de la calidad informativa oficial que se provee en Laguna de Los Padres.En referencia a José Hernández, autor de Martín Fierro, expresa que:
"En la actualidad, en el casco de la estancia en la que vivió, se encuentra el Museo Municipal José Hernández."
Resulta que el edificio que alberga ese museo municipal fue construido con posterioridad a la presencia de Hernandez en la laguna.
¿Por qué el relato turístico involucra el engaño de hechos históricos?
Considero que la recaudación económica del turismo no justifica alterar tan obscenamente la historia de nuestra región y que esa fantasía sea difundida de modo oficial al extremo de convencer a un periodista.
La estadía de los jesuitas en Laguna de Los Padres tuvo acontecimientos por demás ricos e interesantes como para ocultarlos o inventar hechos inexistentes. Mientras que la afirmación de la veracidad de la reconstruccion o que fue halada en excavaciones e incluso que la representación de tumbas de sacerdotes y caciques sin aclarar que se trata de una escenificación ni relatar dónde están realmente enterradas esas personas se convierte en una falta de respeto a los protagonistas, al turista y al conocimiento.
Ahora, en este momento, en Laguna de los Padres cientos de turistas son engañados con un cuento que mezcla historia, fantasía y ciencia ficción.
3 comentarios:
Interesantísimo!
Como no tengo bibliografía sobre Cangapol, se me ocurrió ver en internet y, en efecto, no hallé mas que contradicciones sobre la historia de esta misión; pero, conociendo a los periodistas, seguro que en Página no han hecho otra cosa que copy&paste de la historia contada en la pagina de la misión (http://www.reducciondelpilar.com.ar/index.html).
Lo de que sea una reconstrucción y no lo digan, ya es un clásico mundial y no debería extrañarnos: hasta Auschwitz-Birkenau (totalmente arrasado por los rusos) fue reconstruido para el turismo y es el mismo fenómeno de historias truchas y cronologías imposibles... y andá a decir que Auschwitz es trucho...
Es una gran pena, porque hay montones de personas que nos sentimos interesados por todo el fenómeno colonizador y, tristemente, puedo saber de que color se pintaba la cara un azteca pero la bibliografía referente a los indígenas argentinos es pobrísima y -como en este caso- hasta contradictoria. Si tratás de buscar sobre esta mision en internet, no te queda claro ni que indígenas eran (unos dicen Pampas, otros Tehuelches, otros Pulches...) en fin...
Gracias por el artículo, saber la verdad no hace daño.
Sr. Editor: a su blog le falta una simple adición -que puede configurar en su escritorio de Blogger- para colocar botones de "compartir", para que los interesados podamos compartir sus notas en twitter, Facebook y Google+.
Haga el agregado, que algunos queremos que las notas que se publican acá se expandan; que lo merecen.
Lerena
Gracias por su comentario. Las contradicciones surgen de quienes hacen este tipo de interpretaciones libres. Si usted lee lo que los propios jesuitas escribieron se dará cuenta que no hay contradicción: los quisieron reducir y no pudieron. Los curas cuentan, con horror, que se acercaban algunos indígenas y se quedaban mientras les daban yerba, aguardiente y otras mercaderías y despues se iban. Al margen de sus objetivos de sometimiento, estos curas la pasaron mal. Abundan las cartas a Buenos Aires pidiendo milicias y ayuda de todo tipo. Por ello inventaron que redujeron a 1200 indígenas y que hasta fundaron ¡un cabildo! cuyos cabildantes eran los propios indios.
Sobre los nombres de las parcialidades hay mucha contradicción porque cada cronista inventaba un nombre según su parecer.
CARLOS Q.
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